El agujero real del déficit autonómico es un 166% superior


Las CCAA reducen su agujero fiscal gracias, en gran medida, a una serie de factores “atípicos" que podrían desaparecer en los próximos años.

Las CCAA cerraron el pasado año con un déficit del 0,32% del PIB, cumpliendo así holgadamente su objetivo presupuestario por primera vez desde el inicio de la crisis, fijado en el 0,6%. Este cumplimiento fue ampliamente destacado por el Gobierno como prueba de la seriedad y el esfuerzo llevado a cabo por los ejecutivos regionales para cuadrar sus cuentas. Sin embargo, esta reducción puede llevar a engaño, tal y como advierte Fedea en su último informe sobre las finanzas autonómicas.

Tras el estallido de la crisis, el agujero autonómico se dispara hasta alcanzar un máximo del 5,1% del PIB en 2011, momento a partir del cual empieza a mejorar, aunque con ciertos altibajos, hasta el 0,32% registrado en 2017. La caída más significativa se produce en los dos últimos ejercicios, con una reducción acumulada del déficit de unos 15.000 millones, equivalente al 1,4% del PIB, resultado de una fuerte subida de los ingresos (+18.000 millones) y una cierta estabilización de los gastos, tras crecer un 1,9% desde el cierre de 2015.


Sin embargo, esta mejora "se debe en parte a dos factores que podrían ser atípicos o no sostenibles en años futuros: unas liquidaciones del sistema de financiación que han sido muy favorables para las autonomías como resultado de un crecimiento mayor de lo previsto de los ingresos en un momento de cambio de ciclo y un nivel de gasto en intereses que, tras la fuerte reducción de 2015, se mantiene muy bajo en relación al stock de deuda gracias a las favorables condiciones financieras que en estos años ofrecen el FLA y los demás mecanismos estatales de liquidez autonómica". Si a ello se le suma, además, que el grueso de los recortes se ha concentrado en la inversión pública, manteniéndose ésta en un nivel "insosteniblemente bajo", la desaparición de estos factores "atípicos" presionará al alza el déficit de los próximos ejercicios, según estos expertos.

Es decir, el déficit autonómico se ha reducido, sí, pero gracias a unos ingresos extraordinarios como resultado del cambio de ciclo cuya continuación no está asegurada, la ingente subvención otorgada por el Gobierno a las CCAA en forma de recate financiero y un nivel de inversión pública insostenible a largo plazo. Por ello, Fedea calcula el "déficit subyacente" que arrojarían las CCAA en los últimos ejercicios, tras eliminar los citados elementos "atípicos", y el resultado, en este caso, es muy diferente.

Así, "mientras que el déficit observado se estanca en 2015 y se reduce a menos de la mitad en 2016 y luego otra vez en 2017, el déficit subyacente muestra un patrón más suave de reducción gradual con un descenso acumulado significativamente menor durante el conjunto del período analizado", aclara el estudio. En concreto, el déficit real de las CCAA habría sido del 0,85% del PIB en 2017, un cuarto de punto por encima del objetivo fijado por el Gobierno y un 166% superior al oficial.


El ejercicio realizado por Fedea sugiere que "la situación presupuestaria actual de las CCAA es menos cómoda de lo que podría parecer a primera vista dado que la caída del déficit que se observa en los últimos ejercicios refleja en parte una fuerte reducción de los intereses debida a acciones discrecionales del Gobierno central que podrían no mantenerse en el futuro, así como unas liquidaciones muy favorables del sistema de financiación en un momento de cambio de ciclo".

Riesgo de incumplir el déficit en 2018

Por otro lado, la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) ve realistas las previsiones incluidas en los Presupuestos de 2018, que considera compatibles con el objetivo de déficit, pero existe riesgo de incumplimiento.

El presidente de la AIReF, José Luis Escrivá, compareció el pasado martes en la Comisión de Presupuestos del Congreso, donde aseguró que el objetivo de déficit del 2,2% del PIB para este año es "ajustado pero factible", si bien se quejó de que el reparto de ese objetivo entre las diferentes administraciones no es coherente. De esta forma, los establecidos para la Seguridad Social y la Administración Central serán casi imposibles de cumplir, mientras que las autonomías podrán hacerlo con algo de margen y las corporaciones locales lo sobrepasarán con holgura.

Sin embargo, Escrivá también señaló que tan solo será posible bajar el déficit conjunto al 2,2% si no se tiene en cuenta el impacto de las autopistas de peaje quebradas y siempre y cuando las CCAA cumplan la regla de gasto, lo cual será complicado, condiciones sin las cuales el agujero fiscal se desviará tres décimas, hasta el 2,5% del PIB.


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