La economía de Japón tras cinco años de 'Abenomics': Poca productividad y $500.000M más de deuda


A cinco años de la llegada al poder de Shinzo Abe en Japón, la economía está mucho más fuerte, pero no alcanza a ser la revolución que él prometió. Una política monetaria ultra-expansiva parece haber ahuyentado el espectro de la deflación de décadas anteriores, mientras que la debilidad del yen está estimulando las exportaciones, los beneficios empresariales y del mercado bursátil.

Sin embargo, gran parte del potencial de Abenomics (nombre con el que se han bautizado las políticas de Shinzo Abe), el programa del primer ministro, sigue sin lograr todo lo que se proponía en un principio.

El consumo interno sigue mostrando cierta tibieza, las empresas siguen sin subir con fuerza los salarios de los trabajadores, mientras que a compañías y hogares les preocupa el futuro de una sociedad cada vez más envejecida y con una población menguante. Además, la enorme deuda del país sigue proyectando una larga sombra sobre el futuro.

Esta es una evaluación del progreso en algunos indicadores económicos fundamentales:

Crecimiento
La trayectoria de crecimiento podrá parecer modesta y debe acelerar para alcanzar la meta de Abe, pero la economía tiene 56 billones de yenes ($500.000M) más que cuando asumió el primer ministro, en diciembre de 2012. Es un aumento más grande que el producto interior bruto de Bélgica. Un dato alentador: está subiendo el gasto en bienes de capital, lo que suele indicar más crecimiento futuro.

Deuda
La deuda nacional se estabilizó en alrededor de 240% del PIB con Abe, según estimaciones del FMI. En sí esto es un logro, pero sigue siendo una carga mucho mayor que la de muchas otras grandes economías y las posibilidades de reducirla parecen poco probables. Un dato más preocupante: a medida que se reduce la población, sigue creciendo la deuda medida terminos per cápita.

A trabajar
Un éxito notable de los últimos cinco años fue el crecimiento del número de personas que trabajan, que hoy son 2,7 millones más, mientras que hay 1,1 millones de desempleados menos. Gran parte del aumento consiste en mujeres que reingresaron en la fuerza laboral, en gran parte por el mayor número de guarderías.

Sin embargo, la meta inicial de Abe de que las mujeres asumieran el 30% de las posiciones ejecutivas o altos puestos en todos los campos hasta 2020 se ha quedado a medio camino. De hecho, el porcentaje de mujeres en el Parlamento se ha reducido levemente, hasta un 10,1%, y solo dos de los 20 miembros de su Gabinete son mujeres.

Productividad y reforma
El estancamiento del crecimiento de la productividad laboral es un fracaso fundamental de Abenomics, según Yuki Masujima, de Bloomberg Economics. No obstante, la productividad aumentó en la industria, pero en el sector de servicios, que emplea al 70% de la fuerza de trabajo, cayó más de un 10% entre 2003 y 2016.

Aunque la desaceleración de la productividad es una tendencia global, las reformas estructurales de Abe conocidas como la 'tercera flecha' buscaban solucionar ese problema en Japón. Masujima destaca algunas áreas de éxito, como el crecimiento del turismo en el país, pero también hay síntomas de debilidad persistente, como la agricultura y la innovación en general.

En última instancia, probablemente se juzgue a Abe por su capacidad de incrementar el crecimiento potencial de Japón, lo cual ayudaría mucho al país a lidiar con su deuda y el envejecimiento de su población. Pero esto es algo que sólo se podrá ver en el futuro.


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